Mª Ángeles Bueno Martínez, por Manolo Rincón


 

Semblanza de Mª de los Ángeles Bueno Martínez. Profesora de lengua francesa en nuestro segundo curso de bachillerarato. 

Mª de los Ángeles vino a darnos la asignatura de lengua francesa en segundo curso de bachiller. Era una mujer con atractivo personal, muy simpática y con don de gentes, aunque con un nivel de francés más bajo que madam Morales.

Tenía cátedra en Cuenca, y nos daba clase tres veces por semana. El catedrático D. Leopoldo Querol creo que no daba clase pues bastante tenía con la música, su pasión real.

Mª de los Ángeles era de Santo Domingo de la Calzada, riojana. Vestía de luto y creo no estaba casada. Como persona me caía bien y le perdonaba el bajo nivel de su clase. Era muy agradable y yo la he recordado con frecuencia.

Tendría entonces unos cuarenta años bien llevados, de una estatura mediana y persona bastante dispuesta.
Sus clases se centraban en el texto y en sencillas traducciones directas. Me dio un 5,5, que al lado de la matrícula de Kolia, casi me pareció un suspenso, pero sus razones tendría.

En tercero ya no nos dio clase, fue el Sr. Matilla su sustituto.

En Cuarto el francés no era asignatura, pero nos daban repaso para la reválida. Vino Mª de los Ángeles a darnos esta clase, en sustitución del siniestro señor Miñana. A mí me agradó y recuerdo charlar con ella varias veces, no de Francés si no de otros temas. Me pareció una gran persona simpática y abierta.

En la reválida saqué un 8 que me compensó el 5,5 de segundo.

Luego buscando, encontré que tenía tres hermanos, que continuó con la cátedra de francés pasando a ocuparla en 1973 en la Escuela Normal Pablo Montesinos, donde permaneció hasta su jubilación.

Luego fue presidenta de la fundación Gustavo Bueno, su hermano notable filósofo. Esta fundación reside en Oviedo y ella fue presidenta hasta su fallecimiento con noventa y un años en Madrid el 20 de diciembre de 2.010.

Era conocida en sociedad como Marita, y parece tuvo una vida muy intensa volcada en la fundación. Siento no haber sabido antes de ella para haberla podido ver en sus últimos días.

6 comentarios:

  1. Pido colaboración De estos profesores no se más <<<ya he entrado en contacto con la familia de la Sra. Bueno a ver si algo más se consigue De Utrilla y Pavía nada se sabe por lo que los datos pueden parecer escuetos y espero que alguien mande más. Sirva esto de disculpa a las críticas constructivas recibidas

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    1. Gracias por los esfuerzos, Manolo; no es fácil (ni gratificante) lanzarse a escribir una semblanza sin datos.
      Pues no, no puedo aportar nada más; lo siento.

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  2. El "mira, Pavía" lo seguía repitiendo en 1963-64, cuando yo estaba en 4º. Aquella frase marcó época.

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  3. Yo tengo muy buenos recuerdos de la Srta. Bueno. Era algo menos alta que la estatura mediana que describe Manolo, pero era guapita y bien proporcionada. Recuerdo que la veía en múltiples ocasiones en compañía del Sr. Navarro Ramos, de lengua y literatura. Solían venir juntos desde la sala de profesores y al llegar a las aulas cada uno entraba en la que le correspondía. Aquello siempre me hizo pensar que podía haber algún asuntillo entre ellos, lo cual, visto desde la perspectiva de hoy día, parece que es algo poco probable; ¡inocentes doce años en aquel segundo curso de bachillerato!
    Recuerdo una anécdota de aquel curso 1.958 -59. En un examen parcial, al corregir los mismos, advirtió que un compañero nuestro, creo que José Luis Alcaide, copió de mi examen y nos llamó a ambos a capítulo porque los errores que yo había cometido eran los mismos que había cometido José Luis. Recuerdo que en aquel careo aprendí el significado del adverbio METAFISICAMENTE. Nos dijo que era metafísicamente imposible que hubiéramos escrito idénticas faltas en nuestros exámenes y que consecuentemente uno, no sabía cual, había copiado del otro.
    Yo pensaba que me había dado una nota de 8,5 a final de curso, pero consultado el libro de escolaridad, verifico que me dio matrícula de honor valorada con un 10. Ahora interpreto que la Srta. Bueno, en virtud de nuestra trayectoria a lo largo del curso, comprobó que no fui yo quien copió en aquel examen. Y me exoneró de toda responsabilidad concediéndome posteriormente la matrícula de honor. También pienso que pudo consultar a otros profesores y si lo hizo con Mme. Morales estoy convencido que le dio muy buenas referencias mías, pues era en aquellos años uno de sus "teacher´s pets". Los otros dos que recuerdo eran Emilio Aparicio y Nicolás Pérez-Serrano Jáuregui, con quienes me unía también muy buena amistad.
    Y estos son mis recuerdos de Marita Bueno, con quien también aprendí mucho durante aquel curso de segundo de bachillerato.

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  4. Juan Ramón Lozano21 de julio de 2013, 10:43

    Muy simpática, y con unas piernas muy bonitas, que no se recataba mucho de enseñar. Me dio clase en 3ºA (curso 60-61). Yo la echaba unos 45 años; ya tenía unas cuantas arrugas en la cara.
    En una ocasión, me sacó a la pizarra para que pusiera el futuro del verbo "aller". Lo sabía, pero me aturullé, y fallé dos veces. Recuerdo su comentario textual, con su estilo directo: "Te voy a dar sólo una tercera oportunidad, como a lo malos toreros"... Pero la 3ª sí acerté.
    Al final de curso, no me dio matrícula de honor. Me explicó que propuso dar 3, y en el claustro sólo la dejaron dar dos; lo echó a suerte, y quedé fuera. Me lo explicó a la salida del claustro, y se excusó tres veces. Terminó diciéndome: "me sigue dando mucha peen, y tenía que habértela dado, a pesar del claustro. Me pesa no haberlo hecho". Estoy seguro que, con su tesón y carácter, se habría salido con la suya.
    Guardo muy buen recuerdo de esta profesora (al llamarla Sra Bueno, nos insistía que era Señorita Bueno).

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  5. Jose Luis Escudero 29 de diciembre de 2013
    De Lucila Utrilla os puedo decir que después de una larga enfermedad, fallecio, creo que fue en el año 1967. Yo la visite varias veces durante su enfermedad.La tenia un gran aprecio pues me ayudo mucho tanto en los estudios como en mis inquietudes personales. A su esposo Pavia, una vez que ella fallecio, le perdi la pista.

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